“ASPECTOS DE EPIDEMIOLOGíA PRáCTICA EN ASMA”.

FACTORES DE RIESGO GENERALES EN ASMA LABORAL.

Elena Ordoqui, Marta Orta. Centro Médico de Alergia y Asma, Pamplona.

 

Resumen:

El estudio de los factores de riesgo generales en asma laboral está adquiriendo gran importancia por el interés en reducir la elevada prevalencia de esta patología. Uno de sus objetivos es identificar y controlar los factores individuales de cada trabajador, los dependientes del agente de exposición y de la actividad laboral, así como los factores ambientales de cada empresa. La nueva normativa en prevención de riesgos laborales de 1995, ha impulsado los servicios de prevención y la vigilancia de la salud de los trabajadores, motivando la elaboración de una serie de protocolos médicos específicos para evaluar los riesgos, detectar precozmente las enfermedades y tomar las medidas correctoras eficaces con rapidez. Con este fin se redactó el protocolo de asma laboral, aprobado en diciembre de 2000, de obligada aplicación a los trabajadores expuestos a agentes o actividades de riesgo. Los reconocimientos periódicos están orientados hacia los riesgos de cada puesto de trabajo y deben realizarse de manera uniforme, con criterios homogéneos para obtener la información adecuada y utilizarla en estudios epidemiológicos, a la vez que se proponen soluciones según el nivel de riesgo evaluado.

 

INTRODUCCIóN

En los últimos años el interés por el estudio del asma de origen laboral ha ido en aumento al considerarla la patología respiratoria ocupacional más prevalente (1-3). La detección e identificación de los agentes etiológicos en asma laboral, crece día a día, habiéndose descrito en la actualidad alrededor de 300 sustancias protéicas naturales y agentes químicos de bajo peso molecular (4). Los trabajos publicados en las dos últimas décadas se centran no sólo en definir y diagnosticar el asma ocupacional, sino también en aspectos epidemiológicos y en la detección de los factores de riesgo favorecedores del aumento de esta entidad (5-9). La preocupación por prevenir las enfermedades laborales es creciente entre los medios legislativos españoles y comunitarios e implica a empresas, sindicatos y médicos. Todos centran sus esfuerzos en la prevención fundamentalmente primaria y secundaria (10), sin olvidar la terciaria. La estrategia en prevención primaria agrupa las medidas para reducir la aparición del asma laboral. La secundaria conlleva la detección y el diagnóstico precoz de los trabajadores sensibilizados o con síntomas iniciales de asma laboral. La prevención terciaria minimiza los efectos del asma establecida con medicación, reducción de la exposición o, el cambio o abandono del puesto de trabajo (11).

El nuevo marco normativo en prevención de riesgos laborales (Ley de Prevención de Riesgos Laborales 31/1995), de aplicación obligada a todos los trabajadores por cuenta ajena, supone cambios radicales en la prevención, promoción y vigilancia de la salud. Implica la evaluación de los riesgos de cada puesto de trabajo, establecer un plan de prevención y vigilar su cumplimiento mediante inspecciones periódicas (12, 13). También obliga a la realización de reconocimientos médicos periódicos, según los riesgos evaluados en cada puesto, aplicando con criterios uniformes los protocolos específicos elaborados con este fin, entre los que se encuentra el de asma laboral (14).

 

FACTORES DE RIESGO GENERALES

El estudio sobre los factores de riesgo en asma laboral, analiza las circunstancias que favorecen su aparición (15). A continuación, se comentan los aspectos más importantes.

 

I. FACTORES DE RIESGO INDIVIDUALES

 

1. Factores genéticos

El desarrollo de las técnicas moleculares ha facilitado la investigación de los genes y en particular del polimorfismo de los alelos HLA-II, como factores de riesgo para una mayor susceptibilidad de aparición de asma laboral, sobre todo por exposición a agentes de bajo peso molecular (16). La frecuencia del HLA-DR3 en los sensibilizados al anhídrido trimelítico y al amonio hexacloroplatinato está incrementada si se compara en individuos sometidos a igual intensidad y el mismo tiempo de exposición (17).

En pacientes con asma por isocianatos es más frecuente el HLA-DQB1 Asp57 (18) y se han estudiado los genotipos de la glutation-S-transferasa en la respuesta alérgica a los diisocianatos en 109 pacientes con asma por isocianatos, observando que el polimorfismo de GSTM1 puede ser determinante en el riesgo y el tipo de respuesta inmunológica (19).

Un estudio realizado en trabajadores de una industria de platino sugiere un riesgo relativo mayor asociado a un exceso de HLA-DR3 y un déficit de HLA-DR6. Estos individuos presentaron mayor sensibilización a las sales de platino, paso previo a la aparición de asma (20). Horne y cols. han notificado la asociación entre los alelos HLA-DQB1*0302 y DQB1*0603 y asma ocupacional por sensibilización al ácido plicático de la madera de cedro rojo. Objetivaron que el HLA-DQB1*0501 estaba disminuido en estos casos de asma, sugiriendo un posible papel protector de este alelo (21).

 

2. Atopia

En trabajadores expuestos a agentes de elevado peso molecular, la atopia parece ser un factor de riesgo predisponente para la sensibilización a los mismos (22), como ocurre en el personal expuesto a animales de laboratorio (23) o a harina de cereales (24). Sin embargo, la atopia y el tabaquismo no parecen estar implicados en la aparición de asma por isocianato TDI, ni por la madera de cedro rojo (25).

Existe cierta controversia sobre la conveniencia de contratar o no a personas atópicas o con hiperreactividad bronquial previa para ciertas actividades de riesgo, como los manipuladores de harina de cereales (26) o trabajadores del aluminio (27); ya que esta decisión podría contravenir los derechos fundamentales de los trabajadores.

 

3. Tabaquismo

El hábito tabáquico se relaciona con un mayor riesgo de desarrollar sensibilización y asma frente a sustancias capaces de producir una respuesta de tipo IgE en el trabajador expuesto (28). El efecto irritante del humo favorece el paso de los alergenos a través de la mucosa respiratoria facilitando la sensibilización al mismo (29).

En EEUU, se realizó un estudio en ambientes cargados de humo, observando un riesgo mayor de asma en los trabajadores no fumadores expuestos al humo de los clientes (30), que influyó en la elaboración de medidas legislativas para solucionar el problema. El estado de California ha promulgado una ordenanza para controlar el nivel de humo en locales donde se fuma, como restaurantes y bares. Los resultados de trabajos posteriores muestran un menor riesgo de enfermedades respiratorias ocupacionales en el personal no fumador, donde se ha prohibido fumar o se ha disminuido el nivel de humo, en relación con los locales donde se sigue fumando sin control (31).

 

4. Hiperreactividad bronquial previa

La presencia previa de asma bronquial, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, enfermedad por reflujo gastroesofágico e infecciones respiratorias de repetición, determinan un mayor riesgo de asma (32). En algunos casos se recomienda a los aspirantes a ciertos puestos de trabajo que no inicien ese tipo de actividad laboral.

 

II. FACTORES DE RIESGO POR AGENTE Y ACTIVIDAD

 

Los agentes de riesgo implicados pueden presentarse en forma de gas, humo, vapor o polvo. El riesgo aumentará en función de la concentración del agente, el tiempo de exposición al mismo, la vía de entrada, la naturaleza del antígeno implicado, su solubilidad y el tamaño de partícula (22, 33). El tiempo de latencia hasta que se manifiestan los primeros síntomas es variable y depende de las actividades, del agente implicado y de la susceptibilidad individual. La reducción de los niveles ambientales de agentes irritantes y de aeroalergenos en el lugar de trabajo es fundamental (34).

Las actividades y profesiones de mayor riesgo varían según países. Fabri y cols. detectan un mayor riesgo en los siguiente grupos de actividad o exposición: animales de laboratorio, industria del caucho y uso de objetos de látex, panaderías y manipuladores de harinas, uso de enzimas proteolíticas, exposición a agentes químicos, sobre todo isocianatos, agricultura, pesca, actividad forestal y construcción (10).

Venables detecta un mayor riesgo entre los trabajadores expuestos a isocianatos, tintes, polvo de cereales, ácaros, enzimas y alergenos animales (35).

Kogevinas y cols. (7) seleccionan pacientes con asma ocupacional de Europa, Nueva Zelanda y en menor número de EEUU, estimando un mayor riesgo atribuible a la actividad laboral entre granjeros, pintores, trabajadores del metal, personal de limpieza y agricultores. En un estudio llevado a cabo en una ciudad finlandesa entre 1983 y 1986, Torén encontró un riesgo mayor entre los trabajadores expuestos a polvo de cereales y de harinas, seguido de humo de fundiciones, fibras minerales, polvo de papel, textiles y disolventes. Entre las mujeres, el personal de limpieza obtuvo un pequeño aumento significativo, como factor de riesgo (22).

Houba y cols. mostraron la importancia de la atopia y del nivel de exposición intenso a harinas de cereales, enzimas y ácaros de depósito en la aparición de síntomas alérgicos que comienzan con rinoconjuntivitis y progresan hacia asma de panadero (24). Otros grupos han estudiado las variadas fuentes antigénicas a las que se exponen los trabajadores que manipulan harinas de cereales (36, 37).

Varios trabajos realizados en granjas destacan la importancia de altas concentraciones de endotoxina en el desarrollo de asma, por encima incluso de la sensibilización a ácaros de depósito y a los animales estabulados como aves y cerdos (38, 39).

En situaciones de una elevadísima concentración de agentes de exposición, las enfermedades respiratorias pueden debutar con diferente expresión clínica (40), como se aprecia en un estudio realizado en una granja de setas donde los niveles de endotoxina de las esporas eran muy altos. Entre los 63 trabajadores, 42 presentaban tos, y se diagnosticaron: 2 neumonitis por hipersensibilidad, 6 síndrome tóxico por inhalación de polvo, 18 rinitis, 15 con asma y 3 bronquitis eosinofílicas (41).

No hay que olvidar las profesiones de riesgo por su exposición masiva a gases, humos y vapores como los bomberos, que pueden presentar asma o RADS en incendios y derrumbamientos de edificios. Tras el atentado del 11-S en Nueva York, se describió la “tos del World Trade Center” padecida por bomberos expuestos en las primeras horas tras la explosión, sometidos a los niveles más altos de contaminantes e irritantes (42).

Según el registro de enfermedades profesionales de Navarra, el Instituto Navarro de Salud Laboral notificó desde 1996 a 2001, 170 bajas motivadas por asma laboral, de las que 127 fueron casos nuevos y 43 recaídas. En cuanto a su frecuencia, las actividades más implicadas fueron: 21 trabajadores de industria alimentaria, 13 de industria del caucho y plásticos, 12 de industria de vehículos, 7 de industria de equipos médicos y óptica y 6 de industria de la madera. Por ocupaciones con mayor notificación de asma laboral, en 21 casos eran soldadores, chapistas y montadores, 21 operarios de máquinas fijas, 16 trabajadores de la industria alimentaria, 7 personal de industria manufacturera, 10 personal de limpieza, 7 operadores industriales y 6 ebanistas y carpinteros.

 

III. FACTORES DE RIESGO AMBIENTALES

 

1. Fallos en la infraestructura general: ventilación, extracción y aireación

Las medidas más eficaces para la evitación de riesgos, se deben tomar en la fase de proyecto y diseño de la nave, el edificio o la infraestructura general. Si esto no es posible, se deben revisar las condiciones según el tipo de actividad, ya que unas inadecuadas instalaciones pueden influir decisivamente en la materialización del riesgo. La ventilación de los espacios de trabajo y su aireación constituyen una protección colectiva del personal y está legislada en el R.D. 486/1997 sobre las disposiciones mínimas de seguridad y salud en los lugares de trabajo (43). Si es necesario se deben instalar campanas extractoras, filtros o compartimentar las dependencias donde se desarrollen actividades de riesgo en cabinas, para facilitar la medición de niveles de los agentes sin sobrepasar los VLA, como en el caso de los isocianatos (44).

Un fallo frecuente de organización es no delimitar las áreas de una empresa como recepción, oficina, proceso de fabricación, acabados, empaquetado y carga. Las sustancias irritantes y/o sensibilizantes circulan aerovagantes por todas las dependencias depositándose en objetos, superficies y personas, llegando a la piel y mucosas (41, 45).

 

2. Falta de organización y mantenimiento deficiente de instalaciones y equipos

La falta de organización colectiva e individual en los puestos de trabajo influye en un inadecuado tratamiento de los riesgos. Los factores de riesgo evitables no se evalúan y así no pueden eliminarse. Los riesgos no se aíslan, no se aleja al trabajador con una protección colectiva y tampoco se le dota de protección individual. La suciedad, el desorden y la falta de planificación de las actividades y los procedimientos, se acompañan de fallos en las medidas de protección individual y de falta de formación e información preventiva de los trabajadores (12).

Los descuidos de manipulación, escapes y fugas de materiales de riesgo, provocan exposiciones evitables. Normalmente se deben a un mal control de las instalaciones y a la falta de inspecciones periódicas de las condiciones de trabajo. La contaminación de las superficies, las roturas de los equipos, la falta de seguridad y el deterioro en los sistemas de protección colectiva e individual son clave en el aumento del riesgo (45).

 

3. Falta de sustitución o evitación del material de riesgo

En industrias donde se decide evitar o sustituir el material por otro menos sensibilizante o irritante, se ha realizado una prevención primaria eficaz. Claro ejemplo de esta actitud es la industria de detergentes (45) que, ha logrado fabricando el polvo en grano grueso en vez de fino y encapsulando las enzimas, rebajar considerablemente la sensibilización de sus trabajadores (46). En la misma línea, los fabricantes de productos con isocianatos TDI, los han sustituido por isocianatos menos volátiles que disminuyen el riesgo de asma (25). Entre el personal sanitario, el cambio a guantes sin polvo ha reducido la patología por sensibilización a látex (47).

 

4. EPI (equipos de protección individual) inadecuados o inexistentes

El EPI es cualquier equipo destinado a ser llevado o sujetado por el trabajador, que lo proteja de uno o varios riesgos que puedan amenazar su seguridad o su salud en el trabajo. Las exigencias de sanidad y seguridad aplicables al diseño y a la fabricación de los EPI se recogen en el R.D. 1407/1992 posteriormente modificado por el R.D. 159/1995, con el marcado CE (48). Las exigencias mínimas relativas a la elección y utilización de los EPI se fijan en la directiva 89/656/CEE, transpuesta a la normativa española con el R.D. 773/1997. Además existe una guía orientativa para la selección adecuada de los protectores respiratorios (49).

En personal expuesto a anhídrido hexahidroftálico, el uso de protectores respiratorios redujo la incidencia de asma ocupacional por sensibilización al mismo (11). El mismo efecto eficaz se objetiva en la prevención de asma entre granjeros, utilizando un filtro de clase P2 (50) aunque existe cierta controversia en otros trabajos (51). Dosman y cols. objetivaron que en granjas de cerdos, se reducía la exposición a alergenos utilizando filtros especiales en los establos (52). Tarlo resume varios trabajos que defienden el uso de protectores respiratorios entre los granjeros (33).

 

5. Nula información y formación de los trabajadores

La inexistencia de una evaluación de riesgos de los puestos de trabajo, se suele acompañar de ausencia de un plan de prevención y de falta de inspecciones periódicas de los puestos, instalaciones y equipos. La falta de rotación periódica en los puestos de mayor exposición y los fallos en la vigilancia de la salud incrementan los riesgos en los trabajadores que, desmotivados y desinformados, carecen de la preparación y los medios suficientes para prevenirlos.

En el Reino Unido se desarrolló un cuestionario anual para la detección precoz de trabajadores con riesgo de asma, aplicado al personal de panadería. Advierten de la necesidad de realizar además tarea informativa, pruebas de función respiratoria y detección de IgE para mejorar su eficacia (53). De Zotti aplicó un cuestionario a los candidatos a panaderos antes de contratarlos, en las pruebas previas de selección (26).

 
PROTOCOLO DE VIGILANCIA SANITARIA ESPECíFICA: ASMA LABORAL

El protocolo específico de asma laboral fue informado favorablemente el 18 de diciembre de 2000 por el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud (14).

Para tratar de modo homogéneo los riesgos laborales se siguió el esquema propuesto para todos los protocolos, que contiene los siguientes apartados.

 

1. Criterios de aplicación.

2. Descripción del problema.

3. Evaluación del riesgo.

4. Protocolo de vigilancia específica.

5. Normas para la cumplimentación del protocolo médico específico.

6. Conducta a seguir según la alteraciones que se detecten.

7. Normativa aplicable.

8. Bibliografía.

Anexo I: Tablas de alergenos de elevado y bajo peso molecular.

Anexo II: Examen clínico.

Anexo III: Particularidades por agente.

 

En los apartados 1 y 2 se define el problema del asma laboral y los criterios de aplicación del protocolo. Se tiene como referencia unos listados abiertos orientativos de agentes de exposición de elevado y bajo peso molecular, así como las actividades consideradas de mayor riesgo.

En el apartado 3 se identifican los factores de riesgo más importantes. El protocolo recoge los niveles VLA-DE o valores límite ambientales en exposición diaria, y los índices biológicos de exposición o BEIs. Una vez valorados y evaluados los factores de riesgo, se determinan unos niveles de riesgo cuantificando su valor en una tablas.

Los factores de riesgo a valorar se presentan y puntúan de la siguiente manera:

 

A) Concentración                   Puntos

Valor inferior al 10% del VLA-DE o concentraciones bajas si éste no existe

0

Valor entre el 10-25% del VLA-DE o concentraciones medias

1-2

Valor entre el 25-50% del VLA-DE o concentraciones altas

3-4

Valor superior al 50% del VLA-DE o concentraciones muy elevadas

5-6

TOTAL VALORACIóN -A-

 

 

B) Tiempo de exposición Puntos

Menos de 1 mes

0

Entre 1 y 6 meses

1-2

Entre 6 meses y 3 años

3-4

Entre 3 y 10 años

5-6

Más de 10 años

1-2

TOTAL VALORACIóN -B-

 

 

C) Ventilación y aireación del lugar de trabajo                   Puntos

Condiciones adecuadas

0

Condiciones dudosas

1-2

Malas condiciones

3-4

TOTAL VALORACIóN -C-

 

 

D) Asociación de atopia + agentes de EPM

 Asociación de hiperreactividad bronquial previa + agentes de BPM          Puntos

No asociados

0

Sospecha de asociación

2-3

Asociación documentada

6

TOTAL VALORACIóN -D-

 

 

E) Hábito de fumar y otros antecedentes                   Puntos

Sin interés

0

Hábitos o antecedentes de riesgo

2-3

Hábito conocido de tabaquismo

4-5

TOTAL VALORACIóN -E-

 

 

VALORACIóN DE LOS FACTORES DE RIESGO

                  Máxima puntuación por apartados Puntos

Factor -A-

6

 

Factor -B-

6

 

Factor -C-

4

 

Factor -D-

6

 

Factor -E-

6

 

TOTAL

27

 

TOTAL VALORACIóN

 

 

 

NIVELES DE RIESGO

Niveles de riesgo

Puntos

Estado de evaluación

Examen

clínico

I

0-10

Riesgo aceptable

Situación satisfactoria

2 años

II

11-20

Riesgo moderado

Valorar y planificar las modificaciones que reduzcan el riesgo

1 año

III

21-27

Riesgo no tolerable

Reducción del riesgo

6 meses

 

Según el nivel de riesgo detectado, los reconocimientos periódicos se realizarán en un período de tiempo más o menos largo, con el fin de comprobar la corrección de las deficiencias detectadas, y llevar un mayor control individual y colectivo.

El apartado 4 contiene el protocolo médico específico, aplicable a los trabajadores expuestos a agentes y profesiones de riesgo que consta de un cuestionario, anamnesis y exploración física. Se realiza una espirometría basal a todos los trabajadores, y a veces mediciones seriadas del pico flujo espiratorio. El apartado 5 explica cómo rellenar el cuestionario y el 6 determina la conducta a seguir con el trabajador y en la empresa, ante la sospecha de casos de asma laboral. El protocolo se completa con los apartados 7 y 8 sobre la normativa aplicable y la bibliografía de interés.

Los anexos detallan la información orientativa sobre las distintas fuentes de exposición y actividades de riesgo, que se completan con el examen clínico.

En resumen, la aplicación del protocolo junto con una actuación adecuada de los servicios de prevención, será óptima cuando logre evaluar y corregir los riesgos que potencialmente pueden influir en la aparición del asma laboral, en vez de diagnosticarla ya establecida. De hecho, el objetivo de la nueva Ley de Prevención de Riesgos Laborales (12) es favorecer y promocionar la salud de los trabajadores, evitando los accidentes laborales y las enfermedades profesionales.

 

BIBLIOGRAFíA

1. Bernstein IL, Bernstein DI, Chan-Yeung et al. Definition and classification of asthma. In: Asthma in the workplace, Second Edition. Bernstein IL eds. New York, M Dekker, Inc.1999.

2. Losada E, Hinojosa M. Asma ocupacional. Tomo VI de la Serie de Monografías, Fundación de la SEAIC. JR Prous eds. 1995.

3. Quirce S. Diseño de estudios epidemiológicos en poblaciones expuestas a alergenos inhalados en el medio laboral. Reunión anual AlergoAragón, Formigal 1998.

4. Quirce S. Asma ocupacional. Comité de Asma de la SEAIC. MRA ed. 2002.

5. Meredith S, Nordman H. The frequencies of occupational asthma in four countries. Thorax 1996; 51: 435-440.

6. Venables KM, Chan-Yeung M. Occupational Asthma. Lancet 1997; 349: 1465-1469.

7. Kogevinas M, Antó JM, Sunyer J et al. Occupational asthma in Europe and other industrialised areas: a population-based study. Lancet 1999; 353: 1750-1754.

8. Hnizdo E, Esterhuizen TM, Rees et al. Occupational asthma as identified by the surveillance of work-related and occupational respiratory diseases programme in South Africa. Clin Exp Allergy 2001; 31: 32-39.

9. Arif AA, Whitehead LW, Delclos GL et al. Prevalence and risk factors of work relates asthma by industry among USA workers: data from the third national health and nutrition examination survey 1988-94. Occup Environ Med 2002; 59: 505-511.

10. Fabri G. The prevention of ocupational asthma in industries. J Investig Allergol Clin Immnunol 1997; 7: 377-379.

11. Grammer LC, Harris KE, Yarnold PR. Effect of respiratory protective devices on development of antibody and occupational asthma to an acid anhydride. Chest 2002; 121: 1317-1322.

12. Ley de Prevención de Riesgos Laborales, 31/1995 (8 de noviembre), BOE 10-12-95.

13. Reglamento de los Servicios de Prevención R.D. 39/1997 (17 de enero), BOE 31-1-97.

14. Ordoqui E, Orta M, Lázcoz JL. Protocolo de vigilancia sanitaria específica de asma laboral. Comisión de Salud Pública. Ministerio de Sanidad y Consumo, 2000. Secretaría General Técnica. Depósito legal: M-50329-2000.

15. Petkson EL. Work-related asthma and implications for the general public. Environ Health Perspect 2002; 110: 569-572.

16. Redlich CA, Karol MH. Diisocyanate asthma: clinical aspects and immunopathogenesis. International Immunonopharmacology 2002; 2: 213-224.

17. Young RP, Barker RD, Pile KD et al. The association of HLA DR3 with specific IgE inhaled acid anhydrides. Am J Respir Crit Care Med 1995; 151: 219-221.

18. Mapp CE, De Marzo N, Jovine L et al. Association between HLA genes and susceptibility to toluene diisocyanate induced asthma. Clin Exp Allergy 2000; 5: 651-656.

19. Pirila P, Wikman H, Luukkonen R et al. Glutathione S-transferase genotypes and allergic responses to diisocyanate exposure. Pharmacogenetics 2001; 11: 437-445.

20. Newman Taylor A. Role of human antigen phenotype and exposure in development of occupational asthma. Curr Opin Allergy Clin Immunol 2001; 1: 157-161.

21. Horne C, Quintana PJ, Keown PA et al. Distribution of DRB1 and DQB1 HLA class

II alleles in occupational asthma due to western red cedar. Eur Resp J 2000; 15: 911-914.

22. Torén K, Brisman J, Olin AC et al. Asthma on the job: work-related factors in new-onset asthma and in exacerbations of pre-existing asthma. Respir Med 2000; 94: 529-535.

23. Bush RK, Stave GM. Laboratory animal allergy: an update. ILAR J 2003; 44:28-51.

24. Houba R, Doekes G, Heederik D. Occupational respiratory allergy in bakery workers: a review of the literature. Am J Ind Med 1998; 34: 529-546.

25. Chan-Yeung M. Occupational asthma. Environ Health Perspect 1995; 103: 249-252.

26. De Zotti R, Molinari S, Larese F et al. Pre-employment screening among trainee bakers. Occup Environ Med 1995; 52: 279-283.

27. Sordrager B, Looff AJA, Monchy JGR. Occurrence of occupational asthma in aluminium potroom workers in relation to preventive measures. Int Arch Occup Environ Health 1998; 71: 53-59.

28. Newman Taylor AJ. Occupational asthma. Postgrad Med J 1988; 64: 505-506.

29. Niven RM, Pickering CA. Is atopy and smoking important in the workplace? Occup Med 1999; 49: 197-200.

30. Greer JR, Abbaey DE, Burchette RJ. Asthma related to occupational and ambient air pollutants in nonsmokers. J Occup Med 1993; 35: 909-915.

31. Moskowitz JM, Lin Z, Hudes ES. The impact of workplace smoking ordinances in California of smoking cessation. Am J Public Health 2001; 90: 757-761.

32. Hinojosa M. La prevención en el asma ocupacional. Reunión Anual AlergoAragón, Formigal 1997.

33. Tarlo SM. Recent advances in occupational asthma. Curr Opin Pulm Med 2000; 6: 145-150.

34. Orriols R, Drobnic ME, Muñoz X y cols. Asma ocupacional por isocianatos: estudio de 21 pacientes. Med Clin (Barc) 1999; 113: 659-662.

35. Venables KM, Daily MB, Nunn AJ et al. Smoking and occupational allergy in workers in a platinum refinery. Br Med J 1989; 299: 939-942.

36. Alvarez MJ, Tabar AI, Quirce S et al. Diversity of allergens causing occupational asthma among cereal workers as demonstrated by exposure procedures. Clin Exp Allergy 1996; 26: 147-153.

37. Armentia A, Sánchez-Monge R, Gómez L et al. In vivo allergenic activities of eleven purified members of a major allergen family from wheat and barley flour. Clin Exp Allergy 1993; 23: 410-415.

38. Borghetti C, Magarolas R, Badorrey I y cols. Sensibilización y asma ocupacional en los avicultores. Med Clin (Barc) 2002; 1187: 251-255.

39. Magarolas R, Monsó E, Aguilar X y cols. Prevalencia y factores de riesgo de síntomas respiratorios en la agricultura y la ganadería. Med Clin (Barc) 2000; 114: 685-689.

40. Shingh N, Daavis GS. Review: occupational and environmental lung disease. Curr Opin Pulm Med 2001; 8: 117-125.

41. Tanaka H, Saikai T, Sugawara H et al. Workplace-related chronic cough on a mushroom farm. Chest 2002; 122: 1080-1085.

42. Prenzant DJ, Weiden M, Banauch GI et al. Cough and bronchial responsiveness in firefighters at The World Trade Center site. N Engl J Med 2002; 347: 806-815.

43. R.D. 486/1997 (14 de abril), disposiciones mínimas de seguridad y salud en los lugares de trabajo.

44. INST. Límites de exposición profesional para agentes químicos en España, 1999.

45. Sarlo K, Kirchner DB. Occupational asthma and allergy in the detergent industry: new developments. Curr Opin Allergy Clin Immunol 2002; 2: 97-101.

46. Culinan P, Harris JM, Newman Taylor AJ et al. An outbreak of asthma in a modern detergent factory. Lancet 2000; 356: 1899-1900.

47. Charous BL, Blanco C, Tarlo S et al. Natural rubber latex allergy after 12 years: recommendation and perspectives. J Allergy Clin Immunol 2002; 109: 31-34.

48. R.D. 773/1997 (30 de mayo), exigencias mínimas sobre la elección y utilización de EPI.

49. Guía orientativa para la selección y utilización de protectores respiratorios. Dirección General V de la Comisión de las Comunidades Europeas, INSHT.

50. Taivainen AI, Tukiainen HO, Terho EO et al. Powered dust respirator helmets in the prevention of occupational asthma among farmers. Scand J Work Environ Health 1998; 24: 503-507.

51. Muller-Wening D, Neushauss M. Protective effect of respiratory devices in farmers with occupational asthma. Eur Respir J 1998; 12: 569-572.

52. Dosman JA, Senthilselvan A, Kirychuk SP et al. Positive human health effects of wearing a respirator in a swine barn. Chest 2000; 118: 852-860.

53. Gordon SB, Curran AD, Murphy J et al. Screening questionnaries for bakers’ asthma, are they worth the effort? Occup Med (Lond) 1997; 47: 361-366.