SEGUNDA PONENCIA:
Asma ocupacional
 

MODERADOR:
Dr. Juan Fraj.
Hospital Clínico Universitario. Zaragoza.
 

ASMA OCUPACIONAL EN EL MEDIO INDUSTRIAL
Mar Fernández Nieto
Fundación Jiménez Díaz. Madrid.


RESUMEN
El asma ocupacional (profesional) se define como un asma del adulto, es decir, una enfermedad inflamatoria respiratoria caracterizada por la existencia de una limitación variable al flujo aéreo o una hiperreactividad bronquial debida a causas y condiciones atribuibles a un determinado medio laboral y no a estímulos que se encuentran fuera del trabajo. En función del mecanismo implicado en su fisiopatología se distinguen el asma inmunológico (mediado o no por IgE) y el no inmunológico.
Establecer el diagnóstico etiológico de un asma profesional relacionado con la actividad industrial puede resultar relativamente fácil si, por ejemplo, se trata de un agente causal ya descrito previamente en la literatura. Pero la mayoría de las veces no resulta tan simple. La historia clínica dirigida, la medición de la hiperreactividad bronquial inespecífica y de la inflamación son datos, hoy día, ineludibles a la hora del abordaje diagnóstico de esta patología. Debemos exigirnos como especialistas en Alergología establecer, siempre que sea posible, la relación de causa-efecto del asma profesional. Las implicaciones médico-legales y sociales de esta patología así lo requieren. Dentro de la casuística de enfermedades profesionales, siguen siendo una minoría los diagnósticos de asma profesional. La formación de personal adecuado y el establecimiento de centros oficiales de diagnóstico pueden contribuir a la detección rápida de esta enfermedad.

Definición de asma profesional
Debido a las implicaciones médico-legales que conlleva establecer el diagnóstico de asma profesional, es preferible utilizar el término profesional. El término ocupacional, traducido literalmente de la palabra inglesa “occupational”, implica otro tipo de actividades, como el ocio, no estrictamente relacionadas con el medio laboral.
Establecer el diagnóstico de cualquier enfermedad siempre tiene una trascendencia para el paciente. En el caso del asma profesional, ese aspecto es aún más importante. De ese diagnóstico se derivarán no sólo consecuencias clínicas, sino también legales, económicas y sociales. El diagnóstico etiológico del asma profesional es de suma trascendencia por las misma razones anteriores. Siempre que se pueda hay que establecer la relación causa-efecto del asma profesional del paciente. Este requisito es imprescindible a la hora de documentar la enfermedad ante los tribunales y demás instancias donde el paciente se dirija para solicitar las compensaciones económicas pertinentes.


La revolución industrial supuso la consecución de un avance evolutivo inherente al ser humano. Pero, como siempre, ante cualquier avance tecnológico, pronto surgieron las víctimas. Los seres humanos enfermaban y morían por realizar su trabajo. Durante los siglos XVIII y XIX , la actitud ante los trabajadores se resumía en el lema “laisser faire”: dejar hacer. Los trabajadores eran los pobres, por definición y designación divina.

Dos siglos más tarde las legislaciones de todos los países desarrollados reconocen los derechos de los trabajadores. Aún así, en cuanto al asma como enfermedad profesional, el camino no está aún del todo recorrido
La Ley General de la Seguridad Social define la enfermedad profesional como “la contraída como consecuencia del trabajo por cuenta ajena (con la última reforma del régimen de autónomos también se incluyen los trabajadores por cuenta propia) en las actividades que se especifiquen en el cuadro que se apruebe por las disposiciones de aplicación y desarrollo de esta ley, y que esté provocada por la acción de los elementos o sustancias que en dicho cuadro se indiquen para cada enfermedad profesional”
El listado data del año 1978 y recordemos que se han descrito en la actualidad hasta 320 sustancias capaces de inducir asma profesional.

En el período que abarca desde enero a septiembre del año 2005, se reconocieron un total de 21.858 enfermedades profesionales (1). De ellas 10.642 correspondían al sector de la industria. En el año 2004 se reconocieron 24.047 enfermedades profesionales, de las que 2.300 eran producidas por agentes químicos y 492 producidas por inhalación de sustancias no incluidas en el apartado anterior (1). Cualquier manifestación alérgica debida a causas y condiciones atribuibles a un determinado medio laboral y no a estímulos que se encuentran fuera del trabajo constituye un accidente laboral. En el período que va de enero a noviembre de 2005 se contabilizaron 841.135 accidentes con baja en jornada de trabajo. Sin embargo, en la última Encuesta Nacional sobre Condiciones del Trabajo (3.800 trabajadores encuestados), los motivos de consulta médica por enfermedades respiratorias o alergias sin especificar constituían en conjunto, sólo un 7.2% del total. Siendo el motivo más frecuente los dolores de espalda (30%).

Estas cifras confirman que los casos diagnosticados de asma profesional constituyen sólo la punta de un gran iceberg. La formación adecuada de todos los medios humanos que se encuentran entre el trabajador y su medio laboral: médicos de empresa, empresarios, el propio trabajador y el establecimiento de centros oficiales de referencia de diagnóstico específico contribuirán a diagnosticar más y mejor esta patología.

En función del mecanismo implicado en el asma profesional, se consideran 2 grupos de asma:


Asma inmunológico
Tiene un período de latencia entre la exposición laboral y la aparición del asma. En este grupo se incluyen todos los casos en que existe un mecanismo inmunológico demostrado o probable (mediado o no por anticuerpos IgE). Aquí se incluyen la mayor parte de agentes de peso molecular alto (>1000) y algunos de peso molecular bajo (<1000 daltons).


Asma no inmunológico
No existe período de latencia. Está representado por el síndrome de disfunción reactiva de las vías respiratoria (RADS) o, de una forma más global, por el asma inducida por agentes irritantes.
La elaboración de una completa historia clínica dirigida y la medición de la hiperreactividad bronquial inespecífica y de la inflamación son premisas, hoy día, ineludibles a la hora de establecer el diagnóstico de asma profesional. El refinamiento de técnicas como el estudio del esputo inducido y la medición de óxido nítrico exhalado contribuyen a documentar más exhaustivamente un supuesto caso de asma profesional.
Jack Pepys, en el año 1975, escribía: “Una de las obligaciones principales en el asma, como en cualquier otra enfermedad, es establecer un diagnóstico preciso. Esto es particularmente importante en las enfermedades alérgicas, en las que la evitación del agente causal determina la evolución de la enfermedad...”.
Establecer la etiología de un caso de asma profesional puede resultar relativamente sencillo si se trata de un caso ya descrito previamente en la literatura, como por ejemplo un pintor de automóviles sensibilizado a isocianatos. Sin embargo, en el medio industrial, esto casi nunca es así. Se trata de buscar “una aguja en un pajar”. La colaboración de los médicos de empresa y de las mutuas de asistencia es siempre deseable. Aún más si tenemos en cuenta que los datos derivados del estudio de cualquier enfermedad profesional (incluida el asma), por normativa, corren a cargo de las mutuas de enfermedad.
Pretendemos contar la experiencia en el diagnóstico de asma profesional en nuestro servicio de Alergia de la Fundación Jiménez Díaz de Madrid y que sea de utilidad para otros compañeros alergólogos.

El estudio de las fichas técnicas de los productos que manipula el paciente en su rama industrial es un primer paso que dirige el estudio. En dichas fichas se pueden reconocer componentes ya descritos en la bibliografía como causantes de alguna manifestación alérgica (no tiene por qué ser respiratoria) que nos alerten de su posible implicación en el asma del paciente. En otras ocasiones eso no se da. En esos casos, la provocación bronquial específica se realiza con los agentes que el paciente relaciona claramente con sus síntomas.
El propósito de la realización de una provocación bronquial específica es valorar la hiperreactividad bronquial al agente responsable del asma profesional (en este caso). Por lo tanto, valorará la respuesta en el órgano específico, las vías respiratorias frente a aerosoles, polvos, vapores o humos a los que el paciente está expuesto en su trabajo.

Siempre que sea posible, la exposición debe intentar reproducir lo más fielmente posible el ambiente laboral del paciente. Además del propósito diagnóstico de la provocación, está el de investigar los mecanismos patogénicos de agentes causales ya reconocidos o de nueva aparición.
La elección de un método de provocación bronquial específica u otro dependerá del tipo de agente, principalmente. Así podemos utilizar desde el más común método de provocación a volumen corriente hasta las más sofisticadas cámara dinámicas de exposición. Presentamos, con detalle, varios casos de asma profesional de distintos sectores industriales, estudiados en nuestro servicio: planta de electrolisis, talleres de impresión, siderurgia, industria automovilística, fabricación de envases plásticos etc. Esperamos que os sean útiles para futuros posibles pacientes con asma profesional.
La primera recompensa que tendréis será la de su agradecimiento.

(1) Fuente Ministerio de Trabajo y Asuntos sociales.

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