Tratamiento activo de la alergia a los alimentos: de la prohibición a la tolerancia
MODERADOR:
Dra. Mª Mar Garcés.
Hospital Clínico Universitario. Zaragoza.
Nuevas perspectivas en el tratamiento de la alergia a los alimentos
Dra. Montserrat Fernández Rivas.
Hospital Clínico San Carlos. Madrid.
Introducción
El único tratamiento actual de la alergia a los alimentos es la evitación estricta del alimento, para lo cual es necesario un diagnóstico correcto que identifique con exactitud el/los alimento/s implicados. Esta recomendación parece sencilla, pero nada más lejos de la realidad. Una correcta dieta de evitación supone una vigilancia continua para evitar la exposición a alergenos “ocultos” en alimentos procesados. Para ello, los pacientes, o sus padres, deben vigilar el etiquetado de todos los alimentos y deben conocer la composición exacta de las comidas que realizan fuera del hogar, para saber si son seguros. Dada la dificultad en llevar a cabo una dieta de evitación estricta los pacientes corren el riesgo de sufrir reacciones alérgicas por ingestión accidental, inadvertida, y en consecuencia deben ser entrenados en el reconocimiento de los primeros síntomas de las reacciones alérgicas, y en la administración de medicación de rescate precozmente, que incluye obligatoriamente la auto-inyección de adrenalina en los que han presentado anafilaxias o están en riesgo de sufrirlas.
Con la excepción de la alergia a la leche de vaca en lactantes y niños pequeños alérgicos para los cuales se han desarrollado fórmulas hipoalergénicas a base de hidrolizados extensivos de caseína o proteínas séricas, no existen alimentos hipoalergénicos alternativos para los pacientes alérgicos, por lo que las recomendaciones actuales son exclusivamente evitación y medicación de rescate en caso de reacción por ingestión accidental. Obviamente, esto no cura la alergia a los alimentos.
Existe una necesidad de desarrollar tratamientos curativos de la alergia a los alimentos, que modifiquen la respuesta inmunológica del paciente al alimento; en otras palabras, es necesario desarrollar una inmunoterapia (IT) específica para la alergia a los alimentos. Esta estaría especialmente indicada en los pacientes que presentan alergias persistentes (que raramente evolucionan de forma espontánea a la tolerancia), y graves (en las que las reacciones accidentales son sistémicas y pueden poner en peligro la vida del paciente), y, especialmente, si la evitación del alimento es difícil, ya que es frecuente encontrarlo como ingrediente - alergeno oculto- en otros alimentos. El paradigma de esta indicación sería la alergia al cacahuete (en el que ya se han realizado ensayos) y a los frutos secos, pero muchos pacientes con alergias a otros alimentos pueden encontrarse en esa misma situación.
Existen alergias a alimentos no graves, como las alergias a vegetales asociadas a polinosis (Síndrome polen-alimentos) en las que están implicados alergenos lábiles (tipo profilina, homólogos de Bet v 1) que sólo inducen sintomatología orofaríngea (Síndrome de Alergia Oral, SAO), pero al ser a menudo muy numerosos los alimentos implicados, la calidad de vida de los pacientes se deteriora y pueden aparecer déficits nutricionales. En estos pacientes también habría una indicación de IT. Estos síndromes de reactividad cruzada ofrecen la oportunidad de estudiar si la IT con pólenes para la alergia respiratoria puede mejorar la alergia a alimentos asociada. Hasta el momento sólo se han llevado a cabo estudios de IT con polen de abedul en pacientes con alergia asociada a manzana y avellana.
En los últimos años se han comenzado a realizar desensibilizaciones orales a alimentos (también denominadas inducciones orales de tolerancia), especialmente en niños mayores con alergias persistentes a leche, y, con menos frecuencia, a huevo. Esta también parece una alternativa válida para muchos pacientes que consiguen aumentar su umbral de respuesta al alimento, y quedan protegidos de reacciones accidentales por ingestión como alergeno oculto.
Por último, una alternativa válida, y complementaria a las anteriores, sería actuar sobre los alimentos buscando variedades naturales hipoalergénicas, identificando las condiciones más adecuadas de crecimiento, cosecha, manipulación y almacenamiento, para reducir la expresión de los alergenos (especialmente si son proteínas de defensa), o reduciendo su alergenicidad en el procesamiento de los mismos o mediante ingeniería genética (1,2,3).
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Inmunoterapia con inhalantes en los Síndromes de reactividad cruzada: el modelo abedul-alimentos vegetales
Se han realizado varios estudios sobre el efecto de la inmunoterapia subcutánea con polen de abedul sobre el SAO a la manzana. Asero publica en 1998 (13) un estudio realizado en 49 pacientes que reciben durante 1 a 3 años IT con polen de abedul. El efecto de este tratamiento sobre el SAO con manzana es estudiado antes y después de la IT mediante provocación oral abierta (POA) con manzana. El grupo de pacientes tratados con IT se compara con un grupo control de alérgicos al polen de abedul que no reciben vacuna. Este investigador encuentra una diferencia significativa entre los tratados y el grupo control: en el 84% mejora o desparece el SAO por manzana y en el 84% se reduce significativamente la respuesta cutánea a manzana, pero no encuentra cambios en la IgE específica. Este mismo autor publica en 2003 (14) un estudio de seguimiento de 30 pacientes que presentaban alergia al polen de abedul y SAO a la manzana en los que desapareció el SAO y se negativizaron las pruebas cutáneas con manzana, tras la IT con polen de abedul. Estos 30 sujetos son seguidos durante 30 meses, y se comprueba que al cabo de ese tiempo el 70% tiene de nuevo pruebas cutáneas positivas frente a la manzana y hasta en un 48% aparece de nuevo SAO al comer esta fruta. Esto demostraría que el efecto beneficioso de la IT con polen de abedul es transitorio. En 2004 Bucher y cols (15) publican un estudio con 15 pacientes a los que se les administra IT con polen de abedul y se comprueba mediante POA que el umbral de reactividad a la manzana sube en los tratados respecto a un grupo control, aunque la magnitud del cambio es discreta pasando de 12.6 g antes de la IT a a 32.6 g tras la IT. Teniendo en cuenta que una manzana media pesa 150 g , el aumento en el umbral de respuesta parece clínicamente poco relevante ya que los pacientes tratados pasan de reaccionar tras comer un solo bocado de manzana antes de la IT, a reaccionar tras comer dos bocados después de la vacuna. En 2004 Bolhaar y cols (16) analizan el efecto de la IT con polen de abedul sobre el SAO a la manzana en 13 pacientes que son comparados con un grupo control de 12 individuos. La reactividad pre y post tratamiento se comprueba por primera vez en este estudio mediante una PODCCP. Se demuestra que el umbral de tolerancia aumenta 24 veces, y que 9/13 pacientes mejoran y en 3 de los 9 desaparece por completo la clínica con manzana. En este estudio se encontró una reducción significativa en las pruebas cutáneas con Bet v 1 (alergeno mayor del polen de abedul) y con Mal d 1 (alergeno mayor de la manzana, homólogo de Bet v 1), un aumento de la IgG4 a Bet v 1 y Mal d 1, pero no se produjo cambio en la respuesta IgE a estos dos alérgenos.
En definitiva, es importante tener en cuenta que todos los ensayos clínicos realizados hasta ahora no han sido controlados con placebo, y que solamente en el estudio de Bolhaar se comprueban los cambios en la reactividad a manzana mediante PODCCP. Es necesario realizar ensayos clínicos adicionales controlados con placebo (no con grupo control que no recibe IT como en todos los estudios hasta ahora realizados), en los que la reactividad a la manzana se evalúe por una prueba objetiva como la PODCCP, para poder establecer con fiabilidad el efecto que la IT con polen de abedul puede tener sobre la alergia a los alimentos asociados. A la luz de los estudios hasta ahora realizados parece que sí existe un efecto beneficioso, de magnitud variable, y transitorio, ya que desaparece tras finalizar la IT.
Conclusión
Hasta el momento el tratamiento de la alergia a los alimentos se basa esencialmente en dos pilares, la evitación estricta del alimento y la medicación de rescate para tratar eventuales reacciones accidentales. En los últimos años se han comenzado a desarrollar estrategias prometedoras para un tratamiento activo de la alergia a los alimentos modificando la reactividad clínica de los pacientes mediante IT o por inducciones orales de tolerancia. Estas nuevas opciones terapéuticas son muy bien recibidas por los pacientes alérgicos, han despertado el interés de los alergólogos y de la industria farmacéutica e, incluso, la IT con alimentos ha sido incluida como una línea estratégica de investigación dentro del 7º Programa Marco de Investigación de la Unión Europea. Esperemos que con todo ello en los próximos años surjan tratamientos verdaderamente curativos de la alergia a los alimentos.
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