Mª del Carmen Dieguez Pastor.
Hospital Ramón y Cajal. Madrid.
|
Abstract.
Sólo hay un estudio en la bibliografía que evalúe la utilidad de la IgE
específica frente a clara en la predicción de la tolerancia en el
seguimiento de niños alérgicos al huevo sin dermatitis atópica. Por este
motivo, se planteó el estudio que se describe a continuación, y cuyo
objetivo principal fue conocer la validez de la prueba cutánea (PC) y la
determinación de IgE específica (CAP) frente a todos los alérgenos del
huevo para el diagnóstico de tolerancia, en todo el espectro de niños
alérgicos a proteínas de huevo en seguimiento.
Se seleccionó de forma prospectiva una serie consecutiva de niños, que
estaban diagnosticados de alergia a las proteínas del huevo, y habían
cumplido un tiempo de evitación estricta de huevo y derivados durante al
menos seis meses. Se realizaron a todos los pacientes incluidos en el
estudio, de forma simultánea e independiente, tanto las pruebas
diagnósticas que se evalúan (PC y CAP) como la provocación oral doble
ciego controlada con placebo. Se realizó una evaluación ciega del
resultado de todas las pruebas.
De los 157 niños incluidos, 96 eran varones (61%). El rango de edad
estaba comprendido entre los 18 meses y 16 años, con una mediana de 2
años y medio. La provocación resultó positiva en 100 (63,7%) del total
de 157 niños provocados Se realizó un análisis mediante curvas ROC del
rendimiento diagnóstico de las pruebas cutáneas y la determinación de
IgE específicas. La clara fue globalmente (tanto en prueba cutánea como
en determinación de IgE específica) el alérgeno con un mayor rendimiento
diagnóstico. En base a los resultados de este estudio, un paciente
diagnosticado de alergia al huevo mediada por IgE en seguimiento, que en
una revisión presenta una prueba cutánea con clara mayor o igual a 7mm o
una IgE específica frente a clara mayor o igual a 1,5 KU/l, tiene una
probabilidad de seguir siendo alérgico del 90%.
Introducción.
Cuando un niño es diagnosticado de alergia al huevo, se indica la
realización de una dieta de evitación de huevo y derivados, y es
revisado a los 6 o 12 meses (dependiendo de la edad del niño y la
evolución de su patología). En el momento del diagnóstico los 3mm en la
prueba cutánea (PC) y el valor 0,35 KU/l de IgE específica (CAP) están
muy establecidos como criterio de positividad, pero en un niño alérgico
al huevo en evolución no está definido el punto de corte de predicción
de tolerancia. Algunos datos pueden orientar al clínico hacia el
desarrollo por parte del niño de tolerancia, como el descenso de los
resultados de ambas pruebas, o la negativización de estas por debajo de
los 3mm o el 0,35 KU/l, o transgresiones dietéticas asintomáticas
recientes. Como en el caso de todas las pruebas diagnósticas, la PC y el
CAP no predicen en el 100% de los casos qué paciente es alérgico y cuál
es tolerante. La única prueba que nos clasifica con total exactitud a
los pacientes en alérgicos o sanos en el momento actual es la
provocación oral (PO). De hecho la PO doble ciego controlada con placebo
se considera el patrón oro en los estudios de diagnóstico en alergia a
alimentos. Pero la PO implica unos costes (económicos, de empleo de
tiempo), y no está exenta de riesgos para el niño. Por este motivo,
desde hace varios años se está realizando un intento por mejorar el
rendimiento diagnóstico de la PC y del CAP en alergia a alimentos, para
limitar la PO a aquellos casos en los que sea estrictamente necesario.
Tanto las PC como la determinación de anticuerpos IgE específicos
producen resultados continuos (mm o KU/l). El comportamiento de las
pruebas con resultados continuos depende de dónde se ponga el punto de
corte. Lo habitual es que exista un grado variable de solapamiento en la
función de probabilidad de la variable resultado, es decir, que haya un
rango de resultados en los que se encuentren tanto pacientes alérgicos
como no alérgicos. Si se desplaza el punto de corte a la derecha
(valores mayores de mm o de KU/l) disminuyen los falsos positivos pero
aumentan los falsos negativos o, en otros términos, disminuye la
sensibilidad y aumenta la especificidad, e inversamente si se desplaza a
la izquierda, de modo que un problema en estas pruebas es la selección
del punto de corte óptimo. Revisemos qué estudios existen publicados al
respecto.
Desde hace algún tiempo se viene denunciando en la literatura la baja
calidad de los estudios de evaluación de pruebas diagnósticas. Esta
dificultad se debe posiblemente a que el clínico no está acostumbrado a
leer ni a realizar investigación en diagnóstico, que por otra parte es
una disciplina conceptualmente compleja (1,2). En un intento por mejorar
la calidad de los estudios de evaluación de pruebas diagnósticas se
publicó en el año 2003 la iniciativa STARD (3) Guía de normas para la
realización y publicación de estudios de diagnóstico (el equivalente a
las normativa CONSORT para ensayos clínicos). Revisando la bibliografía
son varios los estudios publicados en los últimos años que evalúan la
utilidad diagnóstica de diversas pruebas en pacientes con alergia al
huevo. En la tabla 1 se presentan los estudios en los que se ha
realizado una evaluación del rendimiento diagnóstico de la PC y el CAP
en la alergia al huevo, más relevantes de los últimos años. Como
aproximación a la calidad metodológica de estos estudios se han recogido
las 5 primeras preguntas de la parrilla CASPe para Talleres de Lectura
Crítica de estudios de diagnóstico, las correspondientes al apartado de
la validez del estudio (tabla 1) (4). Esas cinco preguntas son: ¿Se
comparó con una prueba de referencia adecuada?, ¿Recoge la muestra un
espectro adecuado de pacientes?, ¿Se realiza una adecuada descripción de
la prueba?, ¿Fue ciega la evaluación de los resultados?, ¿La realización
del patrón oro fue independiente del resultado de la prueba? Se puede
observar que no existe ningún estudio que cumpla con los cinco criterios
metodológicos. En varios artículos se echa en falta información básica
acerca de aspectos tan fundamentales como la realización de la PO y las
pruebas diagnósticas. Muy llamativo resulta el hecho de que tan sólo en
dos de los 14 estudios se describe de forma explícita que la evaluación
de los resultados fue de forma ciega. Por otra parte, sólo en 6 estudios
la realización de la PO fue independiente del resultado de las pruebas,
es decir que en el resto de los estudios se incluyeron preferentemente
los resultados positivos en la prueba o se utilizaron distintos patrones
oro en los positivos y en los negativos.
Tabla 1. Calidad
metodológica del los estudios de evaluación de la utilidad diagnóstica
de la prueba cutánea y la determinación de IgE específica en niños con
alergia al huevo.
|
Comparación con prueba de referencia adecuada |
Muestra con espectro adecuado de pacientes |
Adecuada descripción de la prueba |
Evaluación ciega de los resultados |
Realización de patrón oro fue independiente del resultado de la
prueba |
Crespo 1994 (5) |
X |
X |
X |
|
X |
Sampson 1997 (6) |
X |
|
X |
|
|
Noma 1998 (7) |
|
|
|
|
X |
Niggemann 1998 (8) |
X |
|
X |
X |
|
Sporik 2000 (9) |
X |
|
X |
|
X |
Boyano 2001 (10) |
|
X |
X |
|
|
Sampson 2001 (11) |
|
X |
X |
X |
|
Monti 2002 (12) |
X |
|
X |
|
X |
Osterballe 2003 (13) |
X |
X |
X |
|
X |
Osterballe 2004 (14) |
X |
X |
X |
|
|
Hansen 2004 (15) |
|
|
|
|
|
Celik 2005 (16) |
X |
X |
X |
X |
|
Giusti 2005 (17) |
X |
|
|
|
X |
Mehl 2006 (18) |
X |
X |
|
X |
|
En cuanto a otros
aspectos relacionados con la calidad metodológica, sólo en cinco
estudios se selecciona una población adecuada para garantizar todo el
espectro de la enfermedad (9,11,14,15,18) con una serie consecutiva de
niños con sospecha de alergia al huevo, y de nuevo sólo en 5 la recogida
de datos se realiza de forma prospectiva (9,10,11,12,13).
Al margen de la calidad metodológica de estos trabajos, existen
importantes diferencias en cuanto al diseño de los mismos, hecho que
dificulta enormemente la comparación de sus resultados. En cuanto a la
población a estudio, sólo uno de ellos evalúa el rendimiento del CAP en
el seguimiento de niños alérgicos al huevo, mientras que nueve trabajos
evalúan la PC y la determinación de IgE específica en el momento del
diagnóstico, por lo que seleccionan niños con sospecha de alergia al
huevo. Otros tres autores estudian el rendimiento de estas dos pruebas
en niños con dermatitis atópica sin historia de reacciones tras la toma
de huevo. En el porcentaje de dermatitis atópica de las poblaciones
incluidas también se observan importantes diferencias, desde el 35,7 al
90%, sin considerar aquellos estudios cuyo criterio de inclusión es
precisamente la DA. En cuanto a las edades de los pacientes incluidos,
se pueden diferenciar 2 grupos: un grupo que incluye 4 estudios con
medianas de los 13 a los 16 meses (10,12,13,16), y otros 9 estudios con
medianas por encima de los 3 años (6,7,8,9,11,12,13,14,15,17). Una
importante diferencia radica en el tipo de reacciones que presentan los
pacientes tras la ingesta de huevo. En seis estudios, se incluyen sólo
pacientes con reacciones inmediatas aisladas (en las primeras 2 horas
tras la ingesta del huevo) (6,14,10,11,13,15), reacciones típicamente
mediadas por un mecanismo de hipersensibilidad tipo I. En el resto, el
porcentaje de reacciones no inmediatas o combinadas (inmediatas y
tardías) alcanza cifras variables, desde el 18% al 84%. Tanto la PC como
la determinación de anticuerpos IgE específicos son dos pruebas que
detectan la presencia de IgE específica frente a un alimento. Su
utilidad por lo tanto debería ceñirse a reacciones mediadas por un
mecanismo IgE. Su rentabilidad diagnóstica en otro tipo de reacciones de
mecanismo mixto (que incluyen otros mecanismos aparte del IgE) es cuando
menos dudosa.
Ante todas estas diferencias no es de extrañar la tremenda
heterogeneidad de los puntos de corte sugeridos por estos diferentes
autores, que para la prueba cutánea van de 3 a 20 mm, y para la
determinación de IgE específica de 0,35 KU/l hasta 99 KU/l.
No existen datos publicados acerca de la utilidad de la PC en el
seguimiento de niños alérgicos al huevo, ni de la utilidad de la
determinación de IgE específica frente a los otros alérgenos del huevo
en esta población, ni en niños con alergia al huevo y dermatitis atópica.
Ante estos hallazgos, se planteó el estudio que se describe a
continuación, y cuyo objetivo principal fue conocer la validez de las
pruebas cutáneas y la determinación de anticuerpos IgE específicos
frente a todos los alérgenos del huevo para el diagnóstico de
tolerancia, en todo el espectro de niños alérgicos a proteínas de huevo
en seguimiento. Como objetivos secundarios se plantearon comparar la
validez diagnóstica entre las diferentes fracciones proteicas del huevo
tanto en prueba cutánea como IgE sérica específica, y explorar distintos
factores asociados con la instauración de tolerancia en la provocación
oral para identificar subgrupos clínicos de mejor pronóstico para la
tolerancia.
Métodos.
Se diseñó un estudio de evaluación de pruebas diagnósticas. Se
realizaron a todos los pacientes incluidos en el estudio, de forma
simultánea e independiente, tanto las pruebas diagnósticas que se
evaluaban (PC e IgE específica) como la prueba patrón oro (PO). La
interpretación del resultado tanto de las pruebas diagnósticas como del
patrón oro se realizó sin conocer el resultado del resto de pruebas
(evaluación ciega). Se seleccionó de forma prospectiva, desde enero del
2002 a diciembre de 2005, una serie consecutiva de niños, entre 18 meses
y 16 años, pertenecientes al área sanitaria 4 de la Comunidad de Madrid,
que cumplían las dos características siguientes:
• Estar
diagnosticados de alergia a las proteínas del huevo. Se consideró
diagnóstico de alergia a huevo presentar una reacción adversa tras
la ingesta de huevo clínicamente compatible con alergia mediada por
IgE, junto con presencia de prueba cutánea positiva frente a huevo
(≥3mm) y fracciones o presencia de anticuerpos IgE específicos
frente a las proteínas del huevo (≥0,35 KU/l).
• Haber cumplido un
tiempo de evitación estricta de huevo y derivados durante al menos
seis meses.
Se excluyeron del
estudio aquellos niños que cumplieran alguno de los siguientes
criterios:
- historia de
anafilaxia tras la ingesta de huevo (aquellos pacientes con
antecedente de reacción clínica grado 2 con compromiso respiratorio
o grado 3 de la clasificación para reacciones sistémicas de
hipersensibilidad de Brown (19). Mediante este criterio quedaron
excluidos aquellos pacientes que habían presentado hipotensión
arterial, hipoxia, compromiso neurológico o respiratorio.
- enfermedad grave
concomitante.
- contraindicación
para la administración de adrenalina.
Se obtuvo el
Consentimiento Informado por parte de los padres de todos los niños
incluidos en el estudio. Se obtuvo la aprobación por parte del Comité
Ético del Hospital Ramón y Cajal en el que se desarrolló el estudio.
Se recogieron en la historia clínica los siguientes datos acerca del
paciente (sexo, fecha de nacimiento, edad de comienzo de los síntomas
con la ingesta de huevo, antecedentes de patologías alérgicas y otras
relacionadas: dermatitis atópica, rinoconjuntivitis y/o asma
extrínsecos, asma bronquial no alérgico (20), alergia a otros
alimentos), acerca del alimento implicado (parte del huevo y forma de
preparación con cuya ingesta presentó la reacción o reacciones), acerca
del cuadro clínico (síntomas atribuidos al alimento: síntomas
mucocutáneos, síntomas digestivos, síntomas respiratorios; tiempo
transcurrido entre los episodios, y desde el último episodio).
Pruebas cutáneas.
Se realizaron a todos los pacientes PC con extractos de clara, yema,
ovoalbúmina (OVA), ovomucoide (OVM), lisozima y ovotransferrina (OVT) de
los laboratorios Bial-Aristegui. Para evitar la variabilidad en cuanto a
potencia de los extractos, se realizaron con material liofilizado a
partir de un mismo lote. De este lote de liofilizado, 700 gr. se
destinaron a su utilización en las PO y el resto a la preparación de
extractos para las pruebas cutáneas. Las fracciones del huevo obtenidas
con la metodología descrita anteriormente y utilizadas para la
realización de las pruebas cutáneas, presentaron un grado de pureza no
menor del 95%. Se realizaron pruebas cutáneas mediante la técnica de
prick siguiendo las normas aceptadas internacionalmente (21). Se
realizaron por duplicado, en los dos antebrazos del paciente. La media
de estas dos medidas fue el valor utilizado para el análisis
estadístico.
Estudio in Vitro.
Se obtuvo sangre de todos los pacientes. Dichas muestran se procesaron
para la obtención de suero, que se congeló para su conservación hasta su
utilización para la determinación de IgE total y específica frente
clara, yema, OVA y OVM de forma simultánea al finalizar el reclutamiento
de pacientes, mediante el método CAP Pharmacia.
Provocaciones
orales.
Se realizaron provocaciones doble ciego controladas con placebo. El
protocolo comprendía un total de 5 días, en los que se administraron
dosis progresivamente crecientes de yema cocida (1 día), clara cocida (1
día) y clara cruda liofilizada (2 días), para terminar con la toma de un
huevo entero poco hecho, mediante cocción durante 2 minutos en
microondas en el laboratorio, el último día. En función del resultado de
la provocación oral, los pacientes fueron clasificados de la siguiente
manera:
1 Provocación oral positiva: niños con
alergia persistente al huevo, pacientes que presentaron en las 2
primeras horas tras la ingesta de huevo síntomas cutáneos, síntomas
digestivos o síntomas respiratorios.
2 Provocación oral negativa: niños
tolerantes, pacientes que no presentaron ninguna reacción durante la
provocación con huevo.
Análisis
estadístico.
Se utilizaron la media, mediana, mínimo, máximo y percentiles 25 y 75
para resumir las variables continuas, y frecuencias relativas y
absolutas para las variables discretas. Se realizó un análisis del
rendimiento diagnóstico de la prueba cutánea y la determinación de IgE
específica mediante curvas ROC. Se calcularon los índices de validez
(sensibilidad, especificidad, valores predictivos positivo y negativo,
cocientes de probabilidad positivo y negativo) para la prueba cutánea y
la determinación de IgE específica. Para todo el análisis se utilizó la
versión 10 del SPSS.
Resultados.
Se seleccionaron de forma consecutiva 168 niños diagnosticados de
alergia al huevo mediada por IgE, en seguimiento en nuestras consultas,
cuyos padres accedieron a la inclusión de su hijo en el estudio y
firmaron el consentimiento informado (Figura 1). Fueron excluidos 5
niños por presentar antecedente de anafilaxia tras la ingesta de huevo.
Todos los pacientes excluidos por este motivo habían presentado una
anafilaxia grado II con compromiso respiratorio tras la ingesta de
huevo, y todos habían precisado la administración de adrenalina en el
tratamiento de la reacción. Otros 4 niños fueron excluidos por haber
presentado reacciones con la ingesta de huevo en los últimos 6 meses a
pesar de las indicaciones de dieta de evitación. Un total de 159 niños
llegaron a la prueba de tolerancia con huevo. En 2 de ellos fue
imposible completar la prueba al rechazar persistentemente el huevo. Al
no llegar a la dosis completa de huevo, se les indicó de nuevo dieta de
evitación de huevo y revisión en 6 meses, según práctica clínica
habitual.
Figura 2.
Diagrama de flujo del presente estudio
De los 157 niños
incluidos, 96 eran varones (61%). El rango de edad estaba comprendido
entre los 18 meses y 16 años, con una mediana de 2 años y medio. En 40
de los pacientes, se recogieron antecedentes en la familia de atopia
(25,5%). En cuanto a los antecedentes personales, tenían dermatitis
atópica 103 (66,9%), rinoconjuntivitis y/o asma alérgico extrínseco por
sensibilización a inhalantes 31 (19,7%) y asma bronquial no alérgico 35
(22,9%). La clínica más frecuente de esa primera reacción con la ingesta
de huevo fue la cutánea, en 102 pacientes (86%), seguida en menor
frecuencia de los síntomas digestivos (44 niños; 29,3%), y la clínica
respiratoria (22 pacientes; 14,6%). Señalar que la clínica respiratoria
que presentaron estos pacientes fue en todos los casos síntomas de
rinitis con o sin conjuntivitis, tos, o combinación de todos, pero sin
otros datos de compromiso respiratorio según criterio de exclusión.
La provocación resultó positiva en 100 (63,7%) del total de 157 niños
provocados. La frecuencia de positivos entre la provocación con huevo
cocido y con huevo crudo fue casi la misma. De los 100 niños con prueba
de provocación positiva, 8 presentaron una reacción con alguna de las
dosis de yema cocida, y 6 tras tomar el huevo entero poco cocinado. Las
provocaciones orales positivas reprodujeron perfectamente el patrón de
síntomas anteriormente comentado. La clínica más frecuente en las
reacciones de las 100 provocaciones positivas fue la clínica cutánea,
que presentaron 83 de los pacientes.
Se compararon estas dos poblaciones de alérgicos persistentes y
tolerantes en cuanto al sexo, sin encontrar diferencias. Los
antecedentes familiares de atopia, los antecedentes personales de
dermatitis atópica y el asma bronquial no alérgico, así como el
antecedente de alergia a otros alimentos tampoco se distribuyeron de
forma significativamente diferente en ambos grupos. La edad fue distinta
en ambos grupos, siendo la mediana entre los alérgicos 3 años, y en los
tolerantes 2 años (p=0,04). La RC y/o asma extrínsecos fue más frecuente
entre los pacientes con PO positiva, siendo estadísticamente
significativo (p=0,01, OR 3,6 (1,3-10,1)). Así mismo la edad fue
significativamente mayor en el grupo de pacientes no tolerantes
(p=0,04). Al realizar un análisis estratificando por edad (niños mayores
y menores de 2 años), solo persiste la asociación estadística entre la
rinoconjuntivitis o el asma extrínseco y la alergia persistente en los
niños mayores de 2 años (p=0,03, OR 4,4 (1,2-16,8)).
Curvas ROC.
Se realizó un análisis mediante curvas ROC del rendimiento diagnóstico
de las pruebas cutáneas y la determinación de IgE específica. Las áreas
bajo la curva para las distintas pruebas con cada uno de los alérgenos
se muestran en las siguientes figuras y tablas.
Figura 3. Curvas ROC y áreas bajo la curva de
las pruebas cutáneas.
|
Área |
Error estándar |
p valor |
Intervalo de confianza al 95% |
PC clara
|
,796 |
,038 |
,000 |
,721 |
,871 |
PC yema |
,652 |
,046 |
,003 |
,562 |
,741 |
PC OVA |
,641 |
,049 |
,006 |
,546 |
,736 |
PC OVM |
,729 |
,042 |
,000 |
,647 |
,812 |
PC OVT |
,543 |
,050 |
,404 |
,445 |
,641 |
PC lisozima |
,561 |
,049 |
,234 |
,465 |
,658 |
|
Área |
Error estándar |
p valor |
Intervalo de confianza al 95% |
IgE clara |
,773 |
,041 |
,000 |
,693 |
,852 |
IgE yema |
,748 |
,042 |
,000 |
,666 |
,830 |
IgE OVA |
,779 |
,040 |
,000 |
,701 |
,858 |
IgE OVM |
,748 |
,043 |
,000 |
,664 |
,832 |
Las pruebas que
demostraron un menor rendimiento diagnóstico fueron las PC con OVT y
lisozima (áreas inferiores a 0,6, no significativamente distintas de la
línea de referencia diagonal), y a continuación las PC con yema y OVA
(áreas entre 0,6 y 0,7). El resto de los alérgenos en PC y todas las IgE
específicas alcanzaron áreas superiores a 0,7, es decir, son pruebas con
una buena capacidad discriminate. La clara fue globalmente (tanto en PC
como en determinación de IgE específica) el alérgeno con un mayor
rendimiento diagnóstico.
En la bibliografía se recogen diversas metodologías para la elección de
un punto de corte óptimo a partir de una curva ROC (22): (a) el punto de
la curva más cercano al ángulo superior izquierdo de la gráfica, aquel
con sensibilidad y especificidad del 100%, (b) el punto con el valor
mayor de la suma de sensibilidad y especificidad, (c) el punto en el que
la sensibilidad y especificidad son iguales, (d) el punto que tiene un
valor prefijado por el investigador de sensibilidad, especificidad o
valor predictivo en función de las características de la prueba y de la
enfermedad.
Esta variabilidad en el caso de los estudios de evaluación de pruebas
diagnósticas en alergia al huevo es un hecho. Volviendo a la revisión
bibliográfica comentada en la Introducción, tres de los estudios no
hacen referencia a la metodología utilizada para el cálculo de ese punto
óptimo de decisión. 5 autores evalúan la utilidad de los puntos de corte
clásicos de 3mm para la PC y 0,35 KU/l para el CAP sin calcular otros
puntos óptimos de corte. El resto calculan los puntos de corte
correspondientes a un valor predictivo positivo (VPP) prefijado a priori
(generalmente del 90%, 95% o 99%). En este trabajo, centrándonos en la
clara como alérgeno con un mayor rendimiento diagnóstico, los índices de
validez, sensibilidad (sen), especificidad (esp), valor predictivo
positivo (VPP), valor predictivo negativo (VPN), cociente de
probabilidad positivo (CP+), cociente de probabilidad negativo (CP-)
para todos estos puntos de corte se muestran a continuación.
Tablas 2 y 3 . Indices de validez de los
distintos puntos de corte de la PC y el CAP frente a clara.
PC Clara |
Decisión POD |
Sen |
Esp |
VPP |
VPN |
CP+ |
CP- |
3 mm |
Clásico |
86 |
42,9 |
72,9 |
63,2 |
1,5 |
0,33 |
5 mm |
Maximiza suma de S y E |
74 |
69,6 |
81,3 |
60 |
2,4 |
0,37 |
7 mm |
VPP>90% |
48 |
92,9 |
92,3 |
50 |
6,7 |
0,56 |
9 mm |
VPP>95% |
22 |
98,2 |
95,6 |
41,3 |
12,3 |
0,79 |
CAP Clara |
Decisión POD |
Sen |
Esp |
VPP |
VPN |
CP+ |
CP- |
0,35 KU/l |
Clásico |
86,7 |
39,6 |
70,9 |
63,6 |
1,4 |
0,34 |
1,3 KU/l |
Maximiza suma de S y E |
57,8 |
88,7 |
89,7 |
55,3 |
5,1 |
0,48 |
1,5 KU/l |
VPP>90% |
52,2 |
90,6 |
90,4 |
52,7 |
5,5 |
0,53 |
25 KU/l |
VPP>95% |
4,4 |
100 |
100 |
38,1 |
- |
0,96 |
Ante todos estos
índices de validez, ¿qué criterio utilizar para seleccionar el punto
óptimo de corte? Los valores predictivos dependen de la prevalencia o
probabilidad pre-prueba, por lo que no pueden aplicarse a poblaciones
con distintas prevalencias de la enfermedad. Los cocientes de
probabilidad (CP) son índices de utilidad para la práctica clínica
diaria y que no dependen de la probabilidad pre-prueba de la enfermedad.
Partiendo de la base de que el interés máximo del Alergólogo radica en
la identificación de aquellos niños que van presentar una PO positiva,
nos fijamos en que, para la clara, el punto de corte de 7 mm de la PC, y
de 1,5 KU/l en el CAP tienen unos CP positivos altamente informativos.
La gran utilidad clínica de los CPs viene dada porque permiten modificar
la probabilidad que tiene el paciente de padecer la enfermedad,
aplicando el CP correspondiente en función del resultado de la prueba (CP
positivo o negativo). Para ello se utiliza el nomograma de Fagan. Este
nomograma permite estimar la probabilidad post-prueba para una
probabilidad pre-prueba y CP dados. Si se conoce la probabilidad pre-prueba
que tiene un determinado individuo de tener una provocación oral
positiva, según el resultado de la prueba, se puede obtener la
probabilidad post-prueba mediante este nomograma (Figura 2). Por
ejemplo, para un niño de 4 años, diagnosticado de alergia del huevo
mediada por IgE hace 3 años, en dieta de evitación desde entonces, y sin
transgresiones en los últimos meses, su probabilidad de alergia
persistente sería del 68%, según el estudio de Boyado y cols (23). Si
consideramos el punto de corte para la PC con clara los 7mm, si en este
niño la prueba tuviera como resultado un habón de 7mm o más, la
probabilidad de presentar una PO positiva superaría el 90%, con lo que
se contraindicaría la realización de una provocación oral en este
paciente.
Figura 2. Transformación de la probabilidad
pre-prueba a una probabilidad post-prueba en un niño de 10 años de edad,
alérgico al huevo en seguimiento mediante el nomograma de Fagan
Sólo hay un estudio
publicado que evalúa la utilidad de la determinación de anticuerpos IgE
específicos en niños con alergia al huevo mediada por IgE en
seguimiento, en el diagnóstico de tolerancia (5). El resto de autores,
evalúan la validez de esta prueba en el momento del diagnóstico inicial
de esta patología (6-18). En cuanto a este único estudio en niños
alérgicos al huevo en seguimiento, los autores no especifican la
metodología utilizada para el cálculo de los puntos óptimos de decisión
de 0,70 KU/l y 1,20 KU/l. Si bien los índices para el punto de corte de
0,35KU/l de la IgE específica frente a clara son similares a los
obtenidos en este trabajo (tabla 4).
Tabla 4.
Estudios de evaluación de pruebas de diagnóstico en
el seguimiento de la alergia al huevo. Puntos de corte para la IgE
específica frente a clara
|
Punto de corte
IgE clara |
Decisión de POD |
Sen% |
Esp% |
VPP% |
VPN% |
CP+ |
CP- |
Crespo 1994
(5)
|
0,35 KU/l |
Nivel de detección de la técnica |
72 |
66 |
78 |
58 |
2,16 |
0,42 |
0,70 KU/l |
ND |
60 |
80 |
83 |
54 |
3 |
0,5 |
1,20 KU/l |
ND |
44 |
93 |
92 |
50 |
6,6 |
0,60 |
Presente estudio
|
0,35 KU/l |
Clásico |
86,7 |
39,6 |
70,9 |
63,6 |
1,4 |
0,34 |
1,3 KU/l |
Maximiza suma de S y E |
57,8 |
88,7 |
89,7 |
55,3 |
5,1 |
0,48 |
1,5 KU/l |
VPP>90% |
52,2 |
90,6 |
90,4 |
52,7 |
5,5 |
0,53 |
25
KU/l |
VPP>95% |
4,4 |
100 |
100 |
38,1 |
- |
0,96 |
Cálculo de punto óptimo de corte mediante el cociente C/B.
La selección del punto óptimo de corte en función de un VPP prefijado es
una metodología arbitraria que depende del criterio del investigador,
por lo que se decidió explorar en la literatura si existían otras
propuestas para el cálculo de este punto de corte basadas en una mayor
evidencia científica. Hay publicada otra propuesta para la elección del
punto óptimo de decisión que consiste en elegir el punto de la curva ROC
que maximice la función de utilidad.
Ese punto óptimo es aquel en el que la pendiente de la curva satisface
la siguiente ecuación:
R = C/B x (1- p [D] / p[D])
El primer miembro de la
igualdad (R) es la pendiente de la curva ROC. En dicha fórmula: “p [D]”
es la prevalencia (o probabilidad pre-prueba) de la enfermedad, “C” es
el coste neto de tratar a los individuos sanos, y “B” es el beneficio
neto de tratar a los individuos enfermos. El cociente C/B puede
evaluarse en base a las “utilidades” (24) de cada una de las cuatro
casillas de la tabla 2x2, es decir:
C/B = (UVN-UFP) / (UVP-UFN),
donde:
UVN:
utilidad de un verdadero negativo. La prueba cutánea da negativo y
realmente el niño puede comer huevo, no es alérgico. Se realiza la
provocación sin presentar ninguna reacción, se suspende la dieta y
se permite que coma huevo.
UFP:
utilidad de un falso positivo. La prueba cutánea da positivo y
realmente podría comer huevo, no es alérgico. No hacemos la
provocación, mantenemos la dieta sin huevo hasta la próxima
revisión.
UVP:
utilidad de un verdadero positivo. La prueba cutánea da positivo y
realmente el niño es alérgico. No realizo la provocación hasta la
próxima revisión y mantiene la dieta sin huevo.
UFN:
utilidad de un falso negativo. La prueba cutánea da negativo y
realmente el niño es alérgico, no puede comer huevo. Le haríamos la
provocación y el niño presentaría una reacción alérgica de mayor o
menor gravedad, para finalmente seguir con la dieta sin huevo.
En la literatura se ha
utilizado escasamente el cálculo del cociente C/B para la determinación
del punto óptimo de decisión, y en las ocasiones en las que se ha
llevado a cabo generalmente se ha utilizado un estudio de
costes-beneficios o la experiencia de los investigadores para asignar
los valores a las distintas utilidades (25-29). En ningún caso han sido
los pacientes o familiares de pacientes los que han asignado esas
utilidades. Dadas las peculiaridades de la alergia al huevo, una parte
importante de la decisión de diagnosticar la situación clínica real de
alergia o tolerancia del niño depende de los padres. Son ellos los que
valoran, junto con el alergólogo, en cada situación los beneficios y
riesgos de la PO frente a los costes y beneficios de mantener una dieta
de evitación de huevo. En este trabajo se apostó por el enfoque novedoso
de contar con los padres de los niños alérgicos para asignar utilidades
a cada una de las posibles situaciones en las que podría encontrarse su
hijo, utilidades que nos permitieran calcular el cociente
coste/beneficio para ese niño y por lo tanto su punto de corte óptimo.
Para la determinación de las utilidades de cada una de estas cuatro
situaciones se pidió la colaboración de un total de 20 padres que
acudieron de forma consecutiva al Laboratorio de Alergia durante el mes
de diciembre de 2006 para la realización de pruebas cutáneas con
alérgenos del huevo. Todos los niños estaban diagnosticados de alergia
al huevo mediada por IgE, llevaban un mínimo de 6 meses realizando dieta
de evitación, y acudían en ese momento a una revisión rutinaria de su
alergia alimentaria. La edad de estos 20 pacientes estaba comprendida
entre los 18 meses y los 8 años y medio (mediana de 3,5 años), y
llevaban en seguimiento de 6 meses a 7 años y medio (mediana de
seguimiento de 2,5 años). Un 50% eran varones, y presentaban DA un 70%.
9 pacientes (45%) tenían además de la alergia al huevo otras alergias
alimentarias, y 4 (20%) otras patologías alérgicas (RC o asma
extrínsecos). Un 70% (14 pacientes) tenían familiares de primer grado
con patologías alérgicas, 12 (85,7%) RC o asma por sensibilización a
pólenes, 2 (14,3%) alergia alimentos, y 1 (7,14%) dermatitis de
contacto). Las probabilidades pre-prueba para cada niño, se calcularon
mediante la curva de supervivencia del estudio de Boyano (23), según el
tiempo de seguimiento de cada uno de los pacientes. De acuerdo también
con los resultados de dicho trabajo, a aquellos niños que habían
presentado en el momento del diagnóstico un CAP a clara de clase 3 o
mayor, se les incrementó la probabilidad de alergia persistente en 0,1
si el CAP era clase 3, 0,2 para CAP clase 4, 0,3 para CAP clase 5 y 0,4
para CAP clase 6. Por último, tres de los niños habían presentado
transgresiones con huevo en los últimos 6 meses (2 de ellos sintomáticas
y otro asintomática), información que se tuvo en cuenta también para
modificar dicha probabilidad. Se identificaron varios grupos de
pacientes en función de los C/B ratios calculados a partir de las
encuestas:
1 C/B entre 0 y 1:
aquellos pacientes cuyos padres consideran que el beneficio neto de
indicar dieta sin huevo a los alérgicos persistentes es mayor que el
coste neto de pautar una dieta sin huevo a los tolerantes (UVP-UFN >
UVN-UFP.) Todos los padres de este grupo adjudicaron puntuaron más
el FP que el FN, es decir, prefieren que su hijo presente un falso
positivo en las pruebas y no se realice PO manteniendo la dieta sin
huevo cuando ya podría consumirlo, antes que presentar un falso
negativo en las pruebas, realizar la PO en la que presentaría una
reacción para finalmente volver a la dieta sin huevo. En este grupo
de pacientes, los puntos de corte que se calculan a través de estas
utilidades son inferiores a los clásicos 3mm para la PC y 0,35 KU/l
para el CAP, es decir los padres de estos pacientes podrían ser
definidos como “conservadores”, siendo partidarios de la PO sólo con
una PC menor de 3mm o CAP menor de 0,35KU/l.
2 C/B = 1: aquellos
pacientes cuyos padres consideran que el beneficio neto de indicar
dieta sin huevo a los alérgicos persistentes es igual que el coste
neto de pautar una dieta sin huevo a los tolerantes (UVP-UFN = UVN-UFP.)
En este grupo todos los padres dieron la misma puntuación al FP y al
FN, siendo para ellos indiferente que el error diagnóstico se
produzca en un sentido o en otro. Al ser el cociente C/B 1 en este
grupo, el punto óptimo de corte depende exclusivamente de la segunda
parte de la ecuación, es decir, de la probabilidad de la enfermedad.
Todos los pacientes presentan altas probabilidades de persistencia
de alergia, por lo cual, observando la ecuación se deduce que los
puntos óptimos calculados para todos ellos son muy bajos, de nuevo
inferiores a 3mm y 0,35 KU/l.
3 C/B > 1: aquellos
pacientes cuyos padres consideran que el coste neto de indicar dieta
sin huevo a los tolerantes es mayor que el beneficio neto de
mantener con dieta de evitación a los alérgicos (UVN-UFP > UVP-UFN.)
En general los puntos de corte calculados para este grupo son
mayores que los de los grupos anteriores, si bien en cuatro de los
pacientes estos puntos están cerca de los 3mm y 0,35 KU/l al
presentar nuevamente elevadas probabilidades pre-prueba. El quinto
paciente había presentado una transgresión asintomática reciente,
por lo que su probabilidad de persistencia de alergia era muy baja
(fue estimada en 0,10). No se pudo encontrar un punto óptimo de
corte suficientemente alto, correspondiente a la pendiente calculada
de 10,5, es decir, este paciente tendría que ser provocado fuera el
que fuera el resultado de las pruebas dada su baja probabilidad de
ser alérgico.
4 C/B = ∞: aquellos
pacientes en los que UVP = UFN. Los padres de tres pacientes
asignaron la misma utilidad al FP y FN, y los padres de dos niños
puntuaron con un valor más alto el FN que el FP, es decir prefieren
que su hijo presente un falso negativo en las pruebas, realizar la
PO en la que presentaría una reacción para finalmente volver a la
dieta sin huevo, antes que presentar un falso positivo en las
pruebas y no realizar la PO manteniendo la dieta sin huevo cuando ya
podría consumirlo. Estos padres consideran el coste neto de tratar a
los sanos “infinitamente” mayor que el beneficio neto de tratar a
los enfermos; en este caso, para ellos el coste neto de indicar
dieta sin huevo a los tolerantes es “infinitamente” mayor que el
beneficio neto de mantener con dieta de evitación a los alérgicos (UVN-UFP
>>> UVP-UFN). No existe un punto de corte suficientemente alto para
este grupo de padres, siendo siempre partidarios de la PO. Se
trataría de padres “arriesgados”, prefieren comprobar siempre la
tolerancia o persistencia de alergia mediante la PO,
independientemente de cual sea el resultado de las pruebas.
5 C/B < 0: en tres
casos se obtuvo un C/B negativo, debido a un denominador negativo:
tres padres asignaron una puntuación mayor al FN que al VP (UFN >
UVP). La única explicación a este hecho sería posiblemente que estos
padres no entendieron correctamente la valoración que se les pedía,
demostrando que la aplicación de este tipo de encuestas a los padres
o pacientes puede ser complicada, dificultando así alcanzar
conclusiones útiles.
Al diseñar esta parte
del estudio se pensó que tal vez los niños de más edad, con más tiempo
de evolución, serían más partidarios de la PO, pero dicha tendencia no
se demostró al distribuirse estas dos variables por igual en todos los
grupos. También cabría pensar que aquellos padres de pacientes que
hubieran presentado reacciones más graves con la ingesta de huevo se
mostraran más reticentes a la realización de una PO, sin embargo la
gravedad de la clínica se distribuyó también uniformemente en los
distintos grupos. Este hecho posiblemente se deba a la distinta
percepción de “gravedad” entre médicos y padres: para el especialista,
datos de gravedad son la afectación de otros órganos distintos de la
piel, y fundamentalmente la afectación respiratoria, y para los padres
una afectación cutánea extensa, con un llamativo angioedema facial
acompañante, puede ser tan alarmante o más que un vómito o la aparición
de tos. Tampoco se objetivó una relación entre la pertenencia a uno u
otro grupo y tener antecedentes familiares de alergia o dermatitis
atópica. Dentro del grupo de los 5 niños con “C/B infinito”, 4 (80%)
tenían otras patologías alérgicas (alergia a otros alimentos), frente al
resto de los grupos (6 niños de 17; 35,3%). Posiblemente los padres de
los niños que asocian varias patologías alérgicas, tienen más deseos de
conseguir que su hijo supera alguna de esas patologías, mostrándose
siempre partidarios de la prueba que de forma definitiva confirma la
tolerancia, la PO, independientemente del resultado de las pruebas
cutáneas o IgE específica.
La utilización de este tipo de encuestas a padres de niños alérgicos,
para la asignación de utilidades para el cálculo del punto óptimo de
decisión, resultó complicada en algunos casos, invalidando los
resultados de la misma (tres casos con C/B negativos). No se han podido
establecer perfiles en función de las características clínicas de los
pacientes (edad, tiempo de evolución, DA, antecedentes familiares), por
lo que posiblemente resulte más útil la aplicación de este tipo de
herramientas de forma individualizada para el cálculo de un punto óptimo
de corte para un paciente concreto.
Este es el primer estudio que evalúa la utilidad de la PC y la
determinación de anticuerpos IgE específicos frente a todos los
alérgenos del huevo, en el diagnóstico de tolerancia en niños con
alergia al huevo mediada por IgE en seguimiento, tras un periodo mínimo
de 6 meses cumpliendo una dieta de evitación estricta sin huevo y
derivados. En esta población las PC y la determinación de anticuerpos
IgE específicos son útiles en el diagnóstico de alergia persistente en
el seguimiento de los niños alérgicos al huevo. La dificultad radica en
la selección de los puntos de corte para indicar la conveniencia de la
provocación oral, puntos que cambian en función del criterio
metodológico elegido para su cálculo. Este hecho dificulta la aplicación
de los resultados de los estudios publicados a la práctica clínica
diaria, consecuencia final de toda investigación. Sería preciso unificar
los criterios y seleccionar una metodología común para al cálculo del
punto de corte para una prueba. En el caso de la alergia al huevo,
varios autores fijan un VPP que consideran aceptable para calcular el
punto óptimo de decisión. Los valores predictivos dependen de la
prevalencia, lo cual hace imposible la aplicación de los resultados a
poblaciones que no tengan la misma frecuencia de enfermedad que la del
estudio. Este problema no lo presentan los cocientes de probabilidad.
Estos índices tienen dos ventajas fundamentales: no dependen de la
prevalencia, por lo tanto son aplicables a poblaciones con distintas
frecuencias de enfermos, y permiten una aplicación individualizada a
cada paciente a partir de su probabilidad pre-prueba de enfermedad. En
nuestra opinión, los cocientes de probabilidad son herramientas útiles
en esta complicada decisión de puntos de corte.
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